Con la mudez avezada de mi boca
la inicio en el dialecto más directo
la inicio en el dialecto más directo
y carente de palabras,
aquel que le habla
de como mis besos mueren
tan plenos de vida
allí donde no me pide tregua
y donde no renuncio
a mi silencioso discurso
enunciado con atrevida labia
sobre el crepitar encendido