Resiste bajo el dosel
la fuerza divina
que engendra la fiereza
rugiendo en su dorsal.
Se enredan sus cabellos
como ramajes por los dedos
ceñidos al yugo embravecido
que horada y doblega
su complaciente resistencia.
Hace sus votos
ante el descontrol que la desgobierna,
salvaje y primitiva se revela
esclava siempreviva de mi sexo
que se abre paso cual verdad
que atraviesa y confirma
todo lo que en su mente arde,
porque mi posesión
es su única sentencia.
la fuerza divina
que engendra la fiereza
rugiendo en su dorsal.
Se enredan sus cabellos
como ramajes por los dedos
ceñidos al yugo embravecido
que horada y doblega
su complaciente resistencia.
Hace sus votos
ante el descontrol que la desgobierna,
salvaje y primitiva se revela
esclava siempreviva de mi sexo
que se abre paso cual verdad
que atraviesa y confirma
todo lo que en su mente arde,
porque mi posesión
es su única sentencia.