domingo, febrero 05, 2023

El Baile por Mag V.

Su llave abrió el cuarto
de las confesiones más perversas,
sutil se evaporó entre las miradas 
para liberar un Amén
al son de doce campanadas

© DUlCE -


Mi gratitud Mi Estimada Magda.
Beso dulce.




Doce campanadas...


Seis y veinte de la tarde. La invitación al baile de fin de año de Monsieur Dulce llegaba un año más. Sonreí y agradecí, confirmando mi presencia. De nuevo elegancia y sencillez en su presentación.

Habrá que ponerse el ajuar de la noche y destilar sensualidad desde la primera mirada hasta la última huella dejada al abandonar aquel salón donde las máscaras, ya caídas, resonarán como un eco en cualquiera de aquellos cuartos donde la magia se volvía caricia perversa o deseo consumado. 

Los velos cubren la noche como un misterio insondable y la magnificencia del lugar provoca un estallido en el pecho. Mis pasos, seguros, atraviesan el soportal. Se desdibujan bajo el hálito de una noche fría y estrellada. La música se escucha al fondo, tras las puertas que se abren de par en par ante cada anunciada llegada. Mi nombre se escucha rotundo y las miradas, al igual que se han dirigido hacia los demás, se fijan en mí. O tal vez no sea en mí, sino en la desnudez que se intuye bajo el chantilly rojo que me arropa. La piel es un tapiz escandaloso ante los ojos gazmoños como ante los lascivos.

Monsieur Dulce aparece sereno, con la mirada clavada en la mía. Sus pasos son tan pausados como firmes. Su sola presencia embriaga. Un ligero rumor aletea en la sala, por encima de la música que da la bienvenida. Una leve inclinación de cabeza a modo de atención. Unas palabras escuetas y un besamanos que, aunque no se estila, él lo impera con sus invitadas. Al tiempo, sutilmente, deposita una llave en mi mano. Pareciera que todas ocultan lo mismo. Es un juego donde el instinto más perverso, estoy segura, ha de ganar pues he aquí sus Dominios.

Bebidas y viandas, exquisiteces de bocado para el paladar, se extienden a lo largo y ancho en mesas soberanamente montadas. Nos podemos reconocer los unos a las otras, las unas a los otros, bajo las máscaras. La lista de invitados se va completando conforme se acerca la medianoche. Y como Cenicienta, antes de la doceava campanada, desaparezco por una de las escaleras, dirección a los abismos donde la perversión y el juego se abren tras aquella puerta donde se confesarán los placeres más oscuros y los juegos intensamente depravados.  Arriba, la algarabía se funde con la entrada del año. Sueños y esperanzas se bañan en burbujas. Aguardo la luz del Señor desnuda de mis sombras, tallada frente a una cruz en aspas para cabalgar amarrada a un rosario de eslabones sobre un mar enfundado en cuero y nudos, para percibir mil caricias que quemen mi piel y la marquen a fuego en un silencio que, olvidando su sepulcro, se convierta en gemido y anhelo siendo, esto, brindis reservado para el Pecado. Ahora, solo cabe orar a la madrugada y un nuevo despertar sobre la carne entregada.
Amén.



 

sábado, febrero 04, 2023

El Baile por Dafne Sinedie V.

Luciendo de película
acudió a la invitación
ansiosa de dulces juegos
cruzó todas las puertas
para cumplir la tradición.

© DUlCE -


Mi gratitud Dafne.
Dulces besos de tarte tatin.




EL BAILE DE FIN DE AÑO 2022


     A mitad de Diciembre llegó, entre la correspondencia habitual con mi amigo Dulce, su famosa invitación a su Baile de Fin de Año.



 

      A pesar de llevar varios años invitada, me seguía haciendo especial ilusión recibirla, y siempre dudaba hasta el último momento sobre cuál sería el vestido y el maquillaje perfectos.
     Hacía poco que había visto la serie de Netflix Miércoles, la cual me había enamorado gracias a su protagonista, la famosa Miércoles Adams. Para homenajearla, decidí escoger uno de sus conjuntos. Me coloqué las medias y seguidamente el vestido, que llevaba incorporado un corpiño. La parte superior era cerrada, con las típicas solapas redondeadas de una blusa. La tela se transparentaba en las clavículas y el pecho, mientras que a los lados se multiplicaba en decenas de volantes a modo de mangas cortas. Capas y capas de chiffon caían desde mi cintura hasta mis tobillos, dejando al descubierto mis botines de tacón. Todo el conjunto era negro. Me partí la melena en dos, recogiéndola en dos trenzas que a su vez trencé para que quedasen recogidas contra mi cabeza, y dejé que mi flequillo enmarcase mis ojos. Me maquillé de forma sobria, la piel pálida, los labios rosa mate, sombras negras en los párpados... Añadí algún que otro accesorio y, como guinda del pastel, me coloqué la máscara plateada.
     A la hora acordada llegó el coche. Esta vez no había caballos de verdad, sino que me esperaba un increíble Ford Mustang. El chofer me abrió la puerta trasera y luego se acomodó en el asiento del conductor.
    Observé cómo abandonábamos la ciudad a través de las ventanillas y el viaje se me pasó volando mientras atravesábamos un bosque cada vez más espeso. Siempre ocurría igual, como si viajase de la realidad a un mundo de fantasía...

 

ASISTIR AL BAILE






Mil gracias por la invitación, Dulce.

¡Feliz y próspero año 2023!
 

jueves, febrero 02, 2023

El Baile por Mujer de Negro III.

Entre luces y sombras,
atravesando la penumbra
se hizo presente en el Salón
y secreta fue la puerta
donde al hechizo de un beso se rindió.

© DUlCE -


Muchas gracias Mujer de Negro.
Besos dulces y apapachos.



Dulce baile de máscaras



Vestida de negro, encaje al dorso que desvanece al final de la columna, zapatillas punta de aguja y un antifaz a juego. Me acerco y selecciono la llave que me acompañará el resto de la noche.

La oscuridad del Castillo, va engullendo poco a poco la escasa luz filtrada por la lucerna extendida a lo largo del corredor, la falta de color se adueña de todo. Envuelta en mi mano derecha se encuentra la llave de la puerta secreta ... Es la última noche del año.

El ruido de la bisagra genera un escalofrío en la parte media de mi espalda, una sacudida que no esperaba y me obliga a detenerme, la puerta cede al llamado y se abre lentamente, dejando frente a mí tu figura inconfundible.

De pie, al fondo de la habitación, me contemplas impúdico, te habita una oscuridad que se centra en tu mirada; y es suficiente para que la llama se encienda a nuestro alrededor; y se expanda hacía arriba. La intensa humareda ensombrece aún más tus retinas, luego se degrada. 

Poco a poco me acostumbro a la falta de luz, dosificando el resto y solo centrándome en tu magnífico cuerpo. El más leve roce de tus manos me hace ceder; y quizás, el umbral aumente la urgencia de poseer lo que ante mis ojos se muestra, tan sensual y lascivo.

La música de fondo armoniza nuestros cuerpos, serpenteo al deseo latente que nace de tus dedos, el impulso me adhiere a ti, a tu pecho, al cándido destello que ilumina tu mirada.

Tu beso profundo y largo me va colonizando; y yo prácticamente no opongo resistencia, me siento arrebatada por el lento susurro de la perdición obscenamente atrayente. Es un juego sutil en el que no tengo control; y justo antes de apagarse te detienes, volviendo el incendio aún más brillante.

Si al final de la noche, el hechizo no se ha roto, en un susurro entrecortado, me encontraré en tu boca, mi cuerpo será suave rendición del tuyo y sé, que sabrás insuflarme magma donde más lo necesito.



Gracias por la invitación, un placer acompañar tu baile en esta última noche, DUICE

¡Feliz cierre e inicio de año 2023!
Apapachos