domingo, febrero 05, 2023
El Baile por Mag V.
sábado, febrero 04, 2023
El Baile por Dafne Sinedie V.
A mitad de Diciembre llegó, entre la correspondencia habitual con mi amigo Dulce, su famosa invitación a su Baile de Fin de Año.
A pesar de llevar varios años invitada, me seguía haciendo especial ilusión recibirla, y siempre dudaba hasta el último momento sobre cuál sería el vestido y el maquillaje perfectos.Hacía poco que había visto la serie de Netflix Miércoles, la cual me había enamorado gracias a su protagonista, la famosa Miércoles Adams. Para homenajearla, decidí escoger uno de sus conjuntos. Me coloqué las medias y seguidamente el vestido, que llevaba incorporado un corpiño. La parte superior era cerrada, con las típicas solapas redondeadas de una blusa. La tela se transparentaba en las clavículas y el pecho, mientras que a los lados se multiplicaba en decenas de volantes a modo de mangas cortas. Capas y capas de chiffon caían desde mi cintura hasta mis tobillos, dejando al descubierto mis botines de tacón. Todo el conjunto era negro. Me partí la melena en dos, recogiéndola en dos trenzas que a su vez trencé para que quedasen recogidas contra mi cabeza, y dejé que mi flequillo enmarcase mis ojos. Me maquillé de forma sobria, la piel pálida, los labios rosa mate, sombras negras en los párpados... Añadí algún que otro accesorio y, como guinda del pastel, me coloqué la máscara plateada.A la hora acordada llegó el coche. Esta vez no había caballos de verdad, sino que me esperaba un increíble Ford Mustang. El chofer me abrió la puerta trasera y luego se acomodó en el asiento del conductor.Observé cómo abandonábamos la ciudad a través de las ventanillas y el viaje se me pasó volando mientras atravesábamos un bosque cada vez más espeso. Siempre ocurría igual, como si viajase de la realidad a un mundo de fantasía...
jueves, febrero 02, 2023
El Baile por Mujer de Negro III.
Dulce baile de máscaras
El ruido de la bisagra genera un escalofrío en la parte media de mi espalda, una sacudida que no esperaba y me obliga a detenerme, la puerta cede al llamado y se abre lentamente, dejando frente a mí tu figura inconfundible.
De pie, al fondo de la habitación, me contemplas impúdico, te habita una oscuridad que se centra en tu mirada; y es suficiente para que la llama se encienda a nuestro alrededor; y se expanda hacía arriba. La intensa humareda ensombrece aún más tus retinas, luego se degrada.
Poco a poco me acostumbro a la falta de luz, dosificando el resto y solo centrándome en tu magnífico cuerpo. El más leve roce de tus manos me hace ceder; y quizás, el umbral aumente la urgencia de poseer lo que ante mis ojos se muestra, tan sensual y lascivo.
La música de fondo armoniza nuestros cuerpos, serpenteo al deseo latente que nace de tus dedos, el impulso me adhiere a ti, a tu pecho, al cándido destello que ilumina tu mirada.
Tu beso profundo y largo me va colonizando; y yo prácticamente no opongo resistencia, me siento arrebatada por el lento susurro de la perdición obscenamente atrayente. Es un juego sutil en el que no tengo control; y justo antes de apagarse te detienes, volviendo el incendio aún más brillante.
Si al final de la noche, el hechizo no se ha roto, en un susurro entrecortado, me encontraré en tu boca, mi cuerpo será suave rendición del tuyo y sé, que sabrás insuflarme magma donde más lo necesito.