Una noche,
solo una noche al año
el aire vuelve a besar sus mejillas
y su cuerpo siente nuevamente
el abrazo cálido de la bienvenida.
Solo por una noche
el llanto se convierte en risas
de niños que juegan
y los colores retornan
a las flores marchitas.
Tan solo una noche
de sombras traviesas huyendo de la Luna,
sin lágrimas escarchadas que saben a hiel.
Solo una noche
en que su eternidad no atemoriza
y su beso sabe a dulce placer.
Una noche,
solo una noche al año
es la reina de la fiesta y se viste de Santa
para dejar de ser ausencia
siendo presencia viva como ayer
en este otro mundo sin paz.