Hay una prodigiosa fantasía
que crece irrefrenable
en la absoluta vesania,
una dulce dualidad
que multiplica el eretismo,
un círculo que se completa
al desfogar
una clara tentación
y una alada delectación
que sobrevuelan
cada instante de frágil lucidez.
Dos magnéticas fuerzas
de igual naturaleza
sacudiendo
los cimientos
de la carne.
Dualidades perfectas y magníficas en su esplendor...yo más bien daría la vuelta a la fotografía y cambiaría los sexos, pero entonces el poeta tendría que cambiar las palabras. Quizá algún día.
ResponderEliminarUn beso